Yo (por mí mismo)

                              Nacido en la inquietante ciudad de Buenos Aires, asisto a diversos talleres de dibujo, escultura y pintura, e inicio un camino autodidacta marcado por la figuración como instrumento para llegar a la imitación de la realidad. Ese tránsito deparaba largas interrupciones y letargos en los que la pintura permaneció alejada de un proyecto propio. 
Un creciente acercamiento a la filosofía me indujo a realizar un exámen de conciencia, a poder escoger un camino, a elegirme de otro modo e incluir a la pintura dentro de mis posibilidades más auténticas. 
Durante el primer decenio del 2000, instalado en Barcelona, me intereso por las referencias estéticas que propone el informalismo. Su decisiva influencia permiten liberarme de las ataduras impuestas por la figuración, y transitar otros espacios de inabarcable libertad . 
Relegando la conciencia reflexiva en el acto de pintar, descubro entonces sólo cuanto la pintura quiera mostrar, siempre sorprendente, inesperada e inconclusa; espontánea y sin voluntad de forma. Trabajo subordinando color y composición, abriéndome al inconsciente y a los impulsos, al azar y a los condicionamientos que impone la materia. En territorios en donde la pintura mueve mi mano como a una marioneta, me conduce y  detiene allí donde quiere detenerse. Incontrolable.
Espacios de síntesis y abstracción, con ausencia de arquetipos y signos realistas, aunque no en un sentido estricto, permitiendo que referencias de la realidad se filtren como expresión de mis inquietudes existenciales, históricas, sociales y personales.
Verano del 12, en Barcelona.

A Juan Herrera y Daniel Mora en señal de agradecimiento y amistad (allí donde estén)




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