Una generación con militancia. Tributaria de una época. Atrapada en una encrucijada de la
historia. Que desbordaba ideología; que contenía en su vientre político un sinfín
de ilusiones.
1976, comienzo del horror de una dictadura
desaparecedora; ruptura de la ilusión del devenir histórico y clausura definitiva de toda posibilidad electoral y democrática.
La masacre total para que nadie nunca jamás se atreviera a cuestionar
el poder.
Sin embargo, el trayecto continúa. Y aunque la lucha contra la
opresión, el espíritu de sometimiento y la pulsión de la muerte pareciera
condenada a perderse siempre por ser una lucha contra nosotros mismos, contra
la urdimbre de la que estamos hechos, no hay que abandonarla jamás.
Acaso la voluntad y la pasión y la lucidez para enfrentar la injusticia
son también un elemento esencial de la condición humana (J. P. Feinmann)
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